Las figuras del ajedrez, en perfecta ordenación, son ejércitos dispuestos a matarse por defender a su rey. Cuánto más me gustan amontonadas en la caja, las fichas mezcladas, ya sean blancas o negras, al margen del rango y sexo, tumbadas unas sobre otras, en una hermosa orgía bicolor. Ojalá así fueran las guerras de verdad: una reina bajo un peón, el rey besando al alfil, dos torres de la mano sin que nadie las mire mal, y un final en tablas, sin vencedores ni vencidos.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
La guerra ideal
Las figuras del ajedrez, en perfecta ordenación, son ejércitos dispuestos a matarse por defender a su rey. Cuánto más me gustan amontonadas en la caja, las fichas mezcladas, ya sean blancas o negras, al margen del rango y sexo, tumbadas unas sobre otras, en una hermosa orgía bicolor. Ojalá así fueran las guerras de verdad: una reina bajo un peón, el rey besando al alfil, dos torres de la mano sin que nadie las mire mal, y un final en tablas, sin vencedores ni vencidos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario