EL
PLATO COMBINADO
(Josep Sebastián)
De
pequeño me gustaba observar las fotos de los platos combinados en el exterior
de los bares. Aquellas formas y colores me embriagaban hasta tal punto de creer
que la vida se habría de parecer de
alguna manera a la simplicidad que otorgaba cada elemento en su conjunto.
Fui
creciendo y siempre que podía me engullía un nº 4 o un nº 7 a medida que iba
puliendo mi vida en base a aquellos ingredientes. La frescura de mi juventud era como la verde lechuga que se retorcía al
lado de un tomate rojo abierto y brillante. En el otro costado del plato, mis
amigos, todos distintos como patatas fritas, unas doradas, otras blancas, y a
su lado un par de croquetas crujientes como el sonido de las ruedas de los
trenes en las vías. Trenes que cogí para recorrer medio mundo, por lo que no me
parecía mal encontrarme de vez en cuando algún ingrediente exótico en algún
plato, como aquel nº 9 que incorporaba chucrut.
Un
día me encapriché de uno con un hermoso huevo frito en el centro. En ese
mismísimo momento se plantó la que sería mi esposa en el centro de mi vida, y
la vi llegar así, con un vestido amarillo y una blancura en sus manos que me
atrapó para siempre. Lo acompañaban un
trozo de lomo de dos colores y un pimiento verde reluciente, como mis hijas
emergiendo en el festival de la escuela a final de curso.
Han
pasado los años y sigo disfrutando de esos platos combinados, aunque sé
irremediablemente que su presencia en la mesa
frustra todas las expectativas que se recrearon en la foto. Los como poco a poco,
mezclando los sabores y texturas como si buscara una aleación química que
devolviera cada ingrediente a su forma irreal.
Hoy
he visto un bar con un cartel y un solo plato. El nº 0. Nunca había visto una
foto tan poco llamativa, casi sin color, tan abierta a pasar de largo. Pregunté
al camarero si no tenían otros para elegir y me dijo que su especialidad eran
los bocadillos. Me indicó otro cartel, y ciertamente, aquello era otra cosa.
La
vida siempre da una segunda oportunidad, aunque venga acompañada de atún en
aceite rebosando por los lados de la barra de pan.