miércoles, 25 de febrero de 2015

Himno

 HYMN TO FREEDOM


Hace una docena de años, él mismo explicaba cómo nació esta obra musical y cómo su música, junto con la letra que en un segundo momento le puso Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), fue siendo cantada cada vez más como himno del Movimiento por los derechos civiles en muchas plazas americanas y europeas.
El siguiente vídeo -una grabación en vivo de hace poco más de 50 años, con el mismo Peterson al piano junto con Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería- nos demuestra que un himno, normalmente de estructura bastante rígida hasta llegar a lo marcial en los himnos nacionales, puede sorprendernos transmitiéndonos una gran sensación de libertad sin necesidad de ningún texto, gracias a la creatividad de los intérpretes y a las sonoridades de blues y de spiritual.

 Y cincuenta años mas tarde, esta perla:


lunes, 23 de febrero de 2015

Kind of Blue


 Grabación: 2 Marzo 1959 y 22 Abril 1959
  • Miles Davis: Trompeta
  • John Coltrane: Saxo Tenor
  • Julian "Cannonball" Adderley: Saxo Alto
  • Bill Evans: Piano
  • Wynton Kelly: Piano en "Freddy Freeloader"
  • Paul Chambers: Contrabajo
  • Jimmy Cobb: Batería.

Obra celestial, imprescindible entre imprescindibles, música afrodisiaca, inspiración divina, la mejor venta no sólo de Miles sino de toda la historia del jazz, una de las obras que jamás se hayan grabado.
Esto y mucho más se ha dicho de "Kind Of Blue". Su reputación es tal que en cierta manera ha dejado de ser un simple disco para convertirse en un mito.
Pregunta: ¿Qué LP regala Julia Roberts a Richard Gere en "Novia a la fuga"?
Respuesta: ……………. Bravo, acertaron

Eludiendo comentarios extramusicales, "Kind Of Blue" es una de las obras fundamentales de Miles Davis, sin ninguna duda. Su éxito entre los aficionados al jazz tal vez sea debido a que esta obra se sitúa en el punto de equilibrio idoneo de la balanza formada por las diversas corrientes jazzísiticas. Aceptado de la misma forma por aquellos (crítica y público) más reaccionarios que por los otros más intransigentes, así como un disco perfecto para atraer la atención de los no iniciados al jazz.
"Kind Of Blue" sigue desarrollando el concepto "modal" iniciado ya por Miles en "Milestones". Concepto desarrollado por George Russell, en el cual el intérprete improvisa sobre una serie de escalas, en vez de hacerlo sobre acordes o armonías (como habitualmente se practicaba). Aparte del enfoque musical "modal", las composiciones eran totalmente originales, y los músicos por tanto desconocían previamente tales composiciones, sin ningun ensayo previo y estando los interpretes dotados de contundentes aptitudes creativas (lo que podría haber llevado a una confrontación de egos), podría haberse esperado cualquier resultado. Pero todo se desarrolló perfectamente. Allá cada uno buscando donde reside la magia del disco (tratamiento modal, equilibrio, serenidad, belleza, sencillez)
Sin embargo hay quien no encuentra todo perfecto, el trompetista Enrico Rava le encuentra un inconveniente al disco: ¡la portada!.
¿Qué decir de los temas que conforman el disco? ¿Cuántos "Kind Of Blue" existirán si consideremos las innumerables veces que se han hecho y se harán esos temas? ¿La eternidad no consiste en una continua rememoración?
Aunque en los créditos solo se atribuya a Miles Davis como compositor de los temas, Bill Evans aportó "Blue In Green" y en "Flamenco Sketches" participó junto a Davis en su composición. También se merece pues Evans su partipación eterna.
Antonio Martín

miércoles, 18 de febrero de 2015

Travesuras

Portada de Travesuras de la niña malaTravesuras de la niña mala

¿Cual es el verdadero rostro del amor?


Esta novela de Mario Vargas Llosa está hecha para seducir.

      


Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el sueño que en su Lima natal alimentó desde que tenía uso de razón: vivir en París. Pero el rencuentro con un amor de adolescencia lo cambiará todo. La joven, inconformista, aventurera, pragmática e inquieta, lo arrastrará fuera del pequeño mundo de sus ambiciones.
Testigos de épocas convulsas y florecientes en ciudades como Londres, París, Tokio o Madrid, que aquí son mucho más que escenarios, ambos personajes verán sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del todo. Sin embargo, esta danza de encuentros y desencuentros hará crecer la intensidad del relato página a página hasta propiciar una verdadera fusión del lector con el universo emocional de los protagonistas.
Creando una admirable tensión entre lo cómico y lo trágico, Mario Vargas Llosa juega en Travesuras de la niña mala (2006) con la realidad y la ficción para liberar una historia en la que el amor se nos muestra indefinible, dueño de mil caras, como la niña mala. Pasión y distancia, azar y destino, dolor y disfrute... ¿Cuál es el verdadero rostro del amor?
La crítica ha dicho:
«Una novela de amor de hoy, de erotismo, con encuentros, separaciones, sufrimientos, engaños, entrega, y también mucha verdad, y en la que Vargas Llosa, a modo de entomólogo, analiza minuciosamente la condición humana, como su gran admirado Flaubert en La educación sentimental, obra que se cita en la novela, entre otras muchas referencias literarias a las que alude el autor. Y es que la idea de novela para Vargas Llosa es “la experiencia totalizadora de la condición humana”.» El País
«La niña mala recuerda a los amorosos de Sabines: buscan la felicidad sin nunca encontrarla, pues encontrarla equivaldría a perderla sin remedio. Muy recomendable esta novela, en apariencia modesta, pero que en realidad rasca con saña exquisita en nuestros más íntimos deseos y frustraciones domésticas.» Javier Munguía, Revista de Letras

Ficha técnica


Páginas:
376
Publicación:
17/05/2006

martes, 17 de febrero de 2015

El pájaro mecánico




EL PAJARO MECANICO


 (Josep Sebastián)

De niño mi padre solía enviarme al estanco del barrio para comprarle tabaco. Recuerdo el rótulo de madera con la palabra Expendeduría, y siempre me pregunté porque solo allí y no en la parada de pescado del mercado las cosas no se vendían. Simplemente se expendían.
Pues bien, en una esquina del mostrador había una jaula con un pájaro. Sabía que era un canario porque los había visto en las colecciones de cromos sobre naturaleza que regalaban en las tabletas de chocolate. Lo que no sabía es que aquel pájaro no era un ser vivo. Me lo confesó el dueño del estanco un día que estábamos solos.
        —Aunque parezca de verdad —me dijo en voz baja—, en realidad el pájaro es mecánico. Está hecho de hierro y plumas artificiales, y si te fijas bien los ojos son de vidrio como las canicas.
Me acerqué a la jaula y asentí con la cabeza. Un hombre que en lugar de vender expende no puede mentir, pensé.
Cada día que mi padre me enviaba a por tabaco intentaba poder ver un fallo en el mecanismo del animal, que dejara de mover una parte del cuerpo o que se repitiera en una fase del canto como los discos rayados. Pero nada. Algún día la jaula estaba en la entrada del estanco, colgada en un clavo ganchudo de hierro. Creo que su dueño lo hacía para aprovechar la energía del sol en pos de darle larga vida al pájaro.
Precisamente uno de esos días que el animal disfrutaba de la alegría callejera unos compañeros de clase, los que siempre se les había conocido como “los gamberros”, abrieron la puertezuela de la jaula y el canario voló.
Entré a comprar tabaco como de costumbre y encontré al expendedor muy abatido por la pérdida del pájaro. Me dijo que no habría otro igual como “Titu” mientras yo me fijaba en sus ojos como canicas y sus manos que desprendían robín.
Se lo conté a mi padre y ese día se tomó fiesta en la fundición dónde trabajaba y me llevó al zoo.

lunes, 16 de febrero de 2015

Saber perder



David TRUEBA

Saber perder

Saber perderAnagrama, 2008

Un futbolista de veinte años llega de Buenos Aires para ser el jugador estrella de un equipo de Madrid. Una estudiante con los dieciséis recién cumplidos despierta a la vida convertida en una bomba de relojería. Un hombre abandonado ve esfumarse su posición laboral y sus certezas y responde con un acto tan drástico como sorprendente. Un anciano que asiste a la enfermedad de su mujer, se entrega a una fuga secreta e inconfesable. La culpa, la pureza, la búsqueda de la felicidad, el amor y, sobre todo la supervivencia, forman la tela de araña sobre la que los personajes se sostienen entrelazados. Una historia agridulce y trepidante, con toques de comedia y protagonistas tan cercanos como poco previsibles… que no tienen otro remedio que aprender a saber perder


David Trueba ha explicado que cuando escribe busca la complicidad del lector y pretende que mientras dure el efecto de la lectura del libro "tenga la sensación de que los personajes existen".
"Perturbar es casi siempre más interesante que masturbar", ha sentenciado en uno de sus frecuentes y agudos comentarios, en los que no ha evitado referirse a la campaña electoral y ha criticado que "a los políticos se les olvida que perder es muy importante" y nunca hablen de lo que pueden hacer si pierden.
Dos de los cuatro protagonistas de 'Saber perder' son Sylvia, que cumple 16 años el día en que comienza la novela, y su padre, Lorenzo, un hombre separado que trata de superar el abandono de su mujer y su fracaso laboral.
Los otros dos protagonistas son Ariel Burano, un joven jugador de fútbol que deja Buenos Aires para fichar por un equipo español y con quien la adolescente empieza a jugar en la "gran liga", y el abuelo de Sylvia, Leandro, un anciano profesor de piano que vive en esa época en la que casi todo se derrumba.
En toda la novela está muy presente una doble lectura de los personajes basada en cómo nos consideran los demás y lo que es cada uno porque el autor confiesa: "me atrae mucho el juicio y el contrajuicio".
El cineasta y escritor ha proyectado en el anciano profesor de piano el viejo que le gustaría ser porque "los viejos son los únicos que pueden hacer lo que quieran. Se tiran sin paracaídas" y ha agregado: "las personas más juveniles que conozco son viejos".
A Trueba le gustan "los viejos vivos, no los viejos aspirantes a museo" y ha rememorado sus propias vivencias al explicar que de niño se acostumbró a hablar con ancianos porque su padre ya era viejo cuando él nació y porque es el menor de ocho hermanos.

I'm Not There




I'm Not There
Interesante

Título original
I'm Not There
Año
2007
Duración
129 min.
País
 Estados Unidos
Director
Todd Haynes
Guión
Todd Haynes, Oren Moverman
Música
Bob Dylan
Fotografía
Edward Lachman
Reparto
Cate Blanchett, Heath Ledger, Christian Bale, Richard Gere, Ben Whishaw, Marcus Carl Franklin, Charlotte Gainsbourg, Julianne Moore, Michelle Williams, Bruce Greenwood, Kyle Switzer, Kris Kristofferson
Productora
John Wells Productions / The Weinstein Company
Género
Drama | Biográfico. Música. Años 60. Años 70. Falso documental. Cine independiente USA
Web oficial
http://www.imnotthere.es/
Sinopsis
Retrato del legendario músico Bob Dylan. Seis intérpretes encarnan diferentes momentos de la vida personal y profesional del cantante norteamericano que revolucionó la música popular en los años 60 y 70. Desde entonces, su influencia sobre músicos, escritores, poetas y sobre la cultura en general ha sido permanente. El filme consta de varias historias cuyos protagonistas son de lo más heterogéneo: Woody (Marcus Carl Franklin) es un niño negro de once años que siempre está huyendo. Robbie (Heath Ledger), un artista mujeriego que vive en la carretera. Jude (Cate Blanchett), un joven andrógino, es estrella del rock. John (Christian Bale), un ídolo folk que se convierte en evangelista. Y Billy (Richard Gere) es un famoso fugitivo. (FILMAFFINITY)
Premios
2007: Oscar: Nominada a Mejor actriz de reparto (Cate Blanchett)
2007: Globo de Oro: Mejor actriz de reparto (Cate Blanchett)
2007: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actriz secundaria (Cate Blanchett)
2007: Festival de Venecia: Premio Especial del Jurado y Mejor actriz (Blanchett)
2007: Festival de Toronto: Mejor actriz (Cate Blanchett)
2007: Asociación de Críticos de Los Angeles: Finalista a Mejor actriz sec. (Blanchett)
Críticas

Los bomberos

LOS BOMBEROS

Mario Benedetti


Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: “Mañana va a llover”. Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: “El martes saldrá el 57 a la cabeza”. Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: “Es posible que mi casa se esté quemando”.
Llamaron un taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: “Es casi seguro que mi casa se esté quemando”. Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tiesos de expectativa. Por fin, frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por los aires.
Con toda parsimonia, Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los abrazos de sus buenos amigos.

domingo, 15 de febrero de 2015

Los objetos nos llaman


Lee cuatro relatos:



SINOPSIS
Lo misterioso acecha a la vuelta de la esquina, en el interior de uno mismo. Mujeres grandes que sueñan con hombres diminutos. Maniquíes que sudan. Pollos que llegan desde el mercado a casa, pero que jamás aparecen en la mesa. Mentiras que se convierten en realidades inexplicables. Cerillas viejas que iluminan habitaciones antiguas. Pequeños malentendidos que dan lugar a preguntas fundamentales. Delirios sensatos. Corduras delirantes… Bienvenido al mundo de Juan José Millás.
Si puedes dejar de leer un segundo para prepararte un café, ese café quedará contaminado por la lectura de Los objetos nos llaman. Será especial, único, un café inolvidable, porque estará preparado por uno de sus personajes. Este libro, ese café y tú os habréis convertido en un relato. Prueba. No se puede leer a Millás sin que algo, a nuestro alrededor, cambie, sin que la realidad cotidiana nos asombre.
Millás ejerce en este libro como un maestro de la distancia corta. Cada uno de estos cuentos, breves como un fogonazo, ilumina un secreto, revela un misterio, provoca una pregunta. Todos, bajo esa escritura precisa y veloz, esconden una sorpresa. Inimitable mezcla de humor, de pánico, de ironía, en esa atmósfera entre realista y onírica que caracteriza la escritura de Millás.

La torre de Suso

Ver la película

La torre de Suso
Interesante
Título original
La torre de Suso
Año
2007
Duración
100 min.
País
 España
Director
Tom Fernández
Guión
Tom Fernández
Música
José Manuel Tejedor, Javier Tejedor
Fotografía
Carlos Suárez
Reparto
Javier Cámara, Gonzalo de Castro, César Vea, José Luis Alcobendas, Malena Alterio, Mariana Cordero, Fanny Gautier, Emilio Gutiérrez Caba
Productora
Mediapro
Género
Drama. Comedia | Amistad
Web oficial
http://www.latorredesuso.es
Sinopsis
Tras la muerte de Suso, su mejor amigo, Cundo (Javier Cámara) regresa a su tierra después de diez años de ausencia. Sus planes son emborracharse con sus viejos amigos en memoria de Suso, aparentar que todo le va de maravilla y salir corriendo de allí otra vez. Pero ni las cosas le van tan bien, ni Suso se va a conformar con una borrachera. (FILMAFFINITY)
Premios
2007: Premios Goya: 3 nominaciones
2007: Unión de Actores Españoles: Nominados Actor (Cámara), Actriz Sec. (Cordero)
Críticas
  • "Ni un diálogo acartonado, panfletario o engolado (...) un debut bien escanciado, aunque con algunos posos de corcho en en fondo. (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)."
    Javier Cortijo: Diario ABC
  • "Irresistiblemente divertida (...) Hay facilidad y atrevimiento para saltar de la comedia al drama sin paños calientes (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
    Ricardo Aldarondo: Fotogramas
  • "Te cautiva, te hace reír e incluso te emociona (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
    David Bernal: Cinemanía
  • "Simpática suma de melodrama y comedia (basada más en la amabilidad que en el humor) (...) abusa un tanto de la emotividad (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)."
    Francisco Marinero: Diario El Mundo

viernes, 13 de febrero de 2015

San Valentín


SAN VALENTÍN
 Francisco Montero Montero

 Dicen que en San Valentín todos los corazones abren sus ventanas a las flechas de Cupido. Se ponen rojos como tomates de tanto palpitar, tanto que cuando ya rinden sus postigos al amor, pueden caer desde ellos sus pepitas.
Son las semillas del amor.




martes, 10 de febrero de 2015

Cosas del karma




COSAS DEL KARMA

(Josep Sebastián)

Conocí a Ana en un viaje por la India. Yo atravesaba un momento en que sentía una inquietud espiritual que me llevaba a los mundos de Buda, y planifiqué el viaje en solitario para no distraerme de mi verdadero objetivo: el amor, la devoción y la entrega. Ella por el contrario, si es que se le puede poner ese adverbio a su costoso peregrinaje por las ciudades santas de Bradinath y Benarés, era una forma de gastar su paga extra por su trabajo en una gran compañía multinacional. Viajaba con la seguridad que goza un occidental entre la penuria de un país que para ella era un festival de color y de bondad.

Pero congeniamos. Ana iba acompañada de un hombre por el cual nunca le vi mostrar un gran afecto más que del formal en unas condiciones vitales que nunca son del todo gratas. Estaban, aun teniendo en cuenta los buenos hoteles y restaurantes que frecuentaban (yo no, había contactado con gente humilde que me cedía una habitación a un precio módico), en un territorio y una cultura situada prácticamente en las antípodas de nuestra ciudad, Barcelona.

Coincidimos paseando por una calle de Nueva Delhi y se me hizo tan familiar el “Hemos de volver al hotel, Juan” que me giré y les dije “Os acompaño, amigos”. La sorpresa y las risas se convirtieron poco a poco en una conversación con la que nos hicimos una idea de nuestras biografías. La de Ana y la mía. Juan parecía ajeno y solamente miraba por la ventana del taxi y se limpiaba de vez en cuando los pantalones caquis de algodón. También abría y cerraba los múltiples bolsillos de un chaleco que más parecía de un reportero gráfico que de un viajero. Mi aparición creo que no le hizo mucha gracia.

Cenamos en el hotel e intercambiamos nuestros números de teléfono con la intención de quedar en Barcelona y mirar las fotos del viaje. Ana insistió en que me apuntara con ellos a una excursión que el día siguiente se había organizado para visitar un templo budista de renombrada fama. Después de la visita me despedí de ellos. Fue la última vez que la vi.

Al cabo de dos meses, ya en Barcelona, me llamó por teléfono. Había montado un álbum con un amplio reportaje fotográfico del viaje asiático y quería enseñármelo. Me citó a media tarde en una cafetería céntrica.
Cuando llegué Ana ya estaba sentada en la terraza exterior. Me extrañó que fumara cuando nunca le había visto coger un cigarro, y su brillante  y largo pelo rubio se había convertido en un azabache al estilo garçon parisino. Al lado de la taza de café había un libro, de Saramago creo. Se alegró mucho de verme y me fue enseñando con todo detalle la secuencia fotográfica día a día, templo a templo, calle a calle… Le felicité por el trabajo y reconoció que prácticamente todas las fotos las había hecho su acompañante, del cual no pregunté nada ni ella me lo volvió a citar en toda la tarde.
Al despedirnos me dejó el libro para que cuando quisiera se lo devolviera, como una excusa para volver a compartir una velada agradable como la de esa tarde. Acepté y quedamos en que ya la llamaría.

Si les dijera que cuando nos dimos un abrazo llegué a pensar que aquella mujer no era Ana les mentiría. Sin embargo había algo que me hacía pensar en una transformación que dada mis últimas inclinaciones místicas pudiera parecer kármica. Con el tiempo se me borró aquella impresión por el simple motivo que no volvimos a coincidir.

Pero hoy acabé el libro y la llamé. Quedamos en la misma cafetería a las cinco de la tarde, como la otra vez. Esta vez fui yo quién llegué temprano. Esperé cinco, diez minutos y no aparecía. Pedí unas patatas fritas y una cerveza. Al rato una paloma se acercó y comió de las migajas que habían caído al suelo. Media hora y Ana seguía sin dar señales de vida.
Le llamé al móvil y no contestaba. Un perro callejero se acercó a la mesa al aroma de las patatas estilo mediterráneo, pero al acercarse no le gustó el ligero toque de vinagre. Aun así siguió por allí hasta que le hice un gesto con el libro para que marchara. Lo conseguí no sin antes arrebatarme la novela de Eduardo Mendoza con la que le increpé. Salió huyendo y no lo vi más.
Después de una hora de espera decidí marchar. Ni Ana recuperó su libro ni yo recuperé a Ana.

Un año después me encontré con su acompañante de chaleco de reportero por casualidad, detrás de la cola del supermercado de unos grandes almacenes. Él se quiso hacer el esquivo pero yo le abordé y me interesé por su vida. Me confesó que se había casado con Ana y tenían un par de gemelos. Creo que se refirió a ellos como sus cachorros.
Al salir vi cómo se alejaba y una paloma se cagaba en su gorra.
Cosas del karma, pensé.

lunes, 9 de febrero de 2015

Un golpe de suerte

UN GOLPE DE SUERTE

Miguel Bravo Vadillo

Un buen día, después de cinco años en paro y cuando toda clase de locuras (la más reincidente la del suicidio) rondaban mi mente, recibí una llamada telefónica que me dejó perplejo. Al parecer había ganado un premio literario por mi novela Un universo paralelo (por razones que el lector comprenderá más adelante he preferido emplear un título supuesto, y no el verdadero). Por un simple instinto de supervivencia le di las gracias a la señorita, o señora, que me hablaba desde el otro lado del hilo telefónico y le aseguré que en la fecha prevista acudiría encantado a la ciudad que me agasajaba con tan notable honor (también he considerado oportuno callar el nombre de la ciudad y el del premio en cuestión). La señorita –o señora–, muy amable, me felicitó de nuevo y se despidió recordándome que me enviarían un correo electrónico con toda la información que pudiera necesitar. Sobra decir que aquel generoso premio me venía como caído del cielo. Sólo un pequeño detalle se me antojaba francamente extraño: yo no había escrito ninguna novela.
Cuanto más me esforzaba en comprender lo ocurrido, más confuso me parecía todo. Aquella señorita (o señora) había llamado a mi número de teléfono y había preguntado por alguien que se llamaba como yo. En principio, alguien que tiene mi mismo nombre, mis mismos apellidos e idéntico número de teléfono, no puede ser otro que yo mismo. Pero si yo no había escrito ninguna novela y, desde luego, no había participado en ningún premio literario, ¿cómo era posible que hubiese resultado ganador?
Cavilé durante todo el día sobre aquel asunto. Supuse que si me personaba a recoger el premio, me exigirían una identificación; claro que, pensándolo bien, esto era algo que podría hacer sin problemas, ya que bastaba con mostrar mi carnet de identidad. Así las cosas, sólo tendría que sonreír, mostrarme amable y agradecido, recoger el cheque y volver a casa. Al instante comprendí que no podía ser tan sencillo: también me harían preguntas referentes a la novela, tendría que firmar un contrato de edición, y luego hacerme pasar por escritor durante el resto de mi vida. ¡Menudo dilema! Sin embargo, después de largas horas devanándome los sesos, decidí seguir adelante y continuar con la farsa, ya que poco tenía que perder y sí mucho que ganar.
Y lo cierto es que no me arrepiento de lo que hice: cien mil euros son muchos euros, y se trata, además, de una cifra que da mucho prestigio; tanto que puedo decir, la mar de satisfecho, que a partir de entonces no me ha ido nada mal como escritor.

domingo, 8 de febrero de 2015

Carta de despedida

Carta de despedida 
clicar arriba para ver video

(Josep Sebastián)



“Querida Mercedes:
Cuando leas esta carta ya no estaremos juntos. Pero has de entender que no puedo seguir con este interminable y cruel sufrimiento. Con mis limitadas fuerzas aun puedo decidir qué es lo mejor para nuestras vidas.
He de agradecer todo el tiempo que hemos compartido, los paseos por el jardín, la forma de acariciar mi pelo, tus besos y tu mirada. No puede haber tanto amor.
No guardes luto, ni siquiera emocional. El blanco siempre te ha sentado bien. Cuida de Juanito y afronta la vida con renovados ánimos. Puede que encuentres alguien que  reconozca como yo tu enorme bondad.”



Mercedes M., enfermera de la unidad de paliativos del Hospital Central, dobló el papel y lo introdujo en el bolsillo de su blanca bata, estiró la sábana hasta el cabezal de la cama y recogió el vaso de agua y el resto de pastillas de la mesita de noche. Se dirigió entonces al enfermo que seguía sentado en el borde de la cama de al lado y le dijo:
        —Vamos, Juanito. Lávate esa cara que vamos a dar un paseo por el jardín. Hoy hace un día espléndido.

El miedo








 EL MIEDO

 (Josep Sebastián)


Tomé el metro en Santa Eulàlia para dirigirme a Catalunya. En la estación de Espanya cambió inesperadamente el sentido de la dirección.
Lo más extraño no fue que en los rostros de los viajeros no se advirtiera ningún signo de extrañeza. Ni que poco a poco fueran dejando de trastear con sus teléfonos móviles y sus ropas fueran cogiendo un color más apagado.
Lo que se mi hizo extraño es que yo no sintiera ese miedo a llegar a la estación de origen y no estuvieran mis padres para acompañarme a casa.



Nota importante: Para hacerse una idea del trayecto de retroceso entre España y Santa Eulalia recomiendo la audición que se adjunta, el final de la Parte I de La Scala (Keith Jarrett)