METASIA
I
(Josep Sebastián)
Conocí
a Guy en la escuela, cuando aún no levantábamos tres palmos del suelo. Guy
tenía acento francés por sus orígenes y por eso algunos compañeros se burlaban
de él diciendo que hablaba raro. A mí, por el contrario, me gustaba escuchar
sus historias. Pronto comenzaron a decir que éramos un par de ciegos en el país
de los tuertos, o al revés, qué se yo.
Algunas
de sus aventuras se alojaban en pura metasía (palabra inventada por él), y
conseguían mantenerme encandilado y a la expectativa de lo que pudiera ocurrir
desde el principio hasta el final. Recuerdo alguna de ellas, como las playas
que había bajo los adoquines de las calles de París. Mi amigo inventaba mundos
inverosímiles y los coloreaba de verdes, azules, dorados y ocres, y al escuchar
sus relatos me imaginaba las palabras como cristales iridiscentes y de formas
geométricas imposibles.
Su
mente creaba personajes recién salidos de cuentos de hadas al revés, en los que
él siempre era el protagonista. Guy, el niño que salvaba al sol de la mujer que
se lo comía a bocados. Guy, el maestro perfumero que creaba fragancias capaces
de convertir al cazador en cazado. Guy, el niño que conquistaba el mundo con el
poder de las palabras.
Metasía:
f. Espacio que está más allá de la fantasía. Lugar al que solo es posible
llegar a través de la fantasía.
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