QUIEN
BIEN TE QUIERE…
Josep Sebastián
Cuando al madrugar aquella mañana de
primavera vi que amanecía más temprano, lo primero que hice fue ir corriendo a
la panadería y comprobar si la dependienta me llamaba tonto al darme el
pan. Como no fue así, al volver a casa
me fui fijando en los parterres por ver
si alguna mala hierba había muerto, pero lo único cierto que vi fue un perro
orinando en un árbol. Era el mismo animal que minutos antes había mordido a un mendigo tras ladrarle de manera
continuada.
A mediodía decidí comer en algún
restaurante del barrio. Vi uno en el que no había habas en el menú y me
inquietó pero comí a gusto, el pan era bueno y las tortas más.
Al salir del bar busqué un banco donde
descansar a la sombra de un buen árbol, pero sus hojas eran como transparentes,
sin ninguna oportunidad a darme un
cobijo amable. Ya de noche me dirigí a casa, y en el trayecto me crucé con más
de un gato vagabundo. Ya casi no se ven, y alguno no era ni siquiera pardo.
Al día siguiente no madrugué pero Dios me
ayudó. Llegué a la estación sobre las diez y media, con el tiempo suficiente
para tomar un café antes de coger el Talgo que me había de llevar a París para
tratar unos negocios. Ese mismo tren que, para mi sorpresa, ya había salido una
media hora antes y que descarrilaría trágicamente a la altura de Orleans. Lo
supe al llegar a casa y conectar el televisor. Entonces recordé, al ver al
presentador que informaba del suceso, que la madrugada del sábado no adelanté la hora a mi reloj a pesar de las veces que él mismo había insistido
en los telediarios.
Al rato, como cada lunes, recibí la
llamada de mi madre, que siempre me pregunta que tal me ha ido el fin de semana
y si tengo la nevera llena o alguna camisa para planchar. Pensé en lo bien que
me quería y rompí a llorar.
A vegades sembla evident que la vida ens té programat el nostre propi destí...
ResponderEliminarNormalment és la música la que em produeix aquest efecte, però potser t'agradarà saber (papa) que literalment (i mai més ben dit) se m'ha posat la pell de gallina quan he llegit la inesperada frase sobre el descarrilament del tren perdut...Bon relat per un curtmetratge!