miércoles, 6 de mayo de 2015

Quien bien te quiere...




QUIEN BIEN TE QUIERE…

Josep Sebastián


     Cuando al madrugar aquella mañana de primavera vi que amanecía más temprano, lo primero que hice fue ir corriendo a la panadería y comprobar si la dependienta me llamaba tonto al darme el pan.  Como no fue así, al volver a casa me fui  fijando en los parterres por ver si alguna mala hierba había muerto, pero lo único cierto que vi fue un perro orinando en un árbol. Era el mismo animal  que minutos antes había mordido  a un mendigo tras ladrarle de manera continuada.
     A mediodía decidí comer en algún restaurante del barrio. Vi uno en el que no había habas en el menú y me inquietó pero comí a gusto, el pan era bueno y las tortas más.
     Al salir del bar busqué un banco donde descansar a la sombra de un buen árbol, pero sus hojas eran como transparentes, sin ninguna oportunidad a  darme un cobijo amable. Ya de noche me dirigí a casa, y en el trayecto me crucé con más de un gato vagabundo. Ya casi no se ven, y alguno no era ni siquiera pardo.
     Al día siguiente no madrugué pero Dios me ayudó. Llegué a la estación sobre las diez y media, con el tiempo suficiente para tomar un café antes de coger el Talgo que me había de llevar a París para tratar unos negocios. Ese mismo tren que, para mi sorpresa, ya había salido una media hora antes y que descarrilaría trágicamente a la altura de Orleans. Lo supe al llegar a casa y conectar el televisor. Entonces recordé, al ver al presentador que informaba del suceso, que la madrugada del sábado no adelanté la hora a mi reloj a pesar de las veces que él mismo había insistido en los telediarios.
     Al rato, como cada lunes, recibí la llamada de mi madre, que siempre me pregunta que tal me ha ido el fin de semana y si tengo la nevera llena o alguna camisa para planchar. Pensé en lo bien que me quería y rompí a llorar.

1 comentario:

  1. A vegades sembla evident que la vida ens té programat el nostre propi destí...
    Normalment és la música la que em produeix aquest efecte, però potser t'agradarà saber (papa) que literalment (i mai més ben dit) se m'ha posat la pell de gallina quan he llegit la inesperada frase sobre el descarrilament del tren perdut...Bon relat per un curtmetratge!

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