ESTIRAMIENTOS
Josep Sebastián
El anuncio en la prensa era prometedor: “Aumente
el tamaño de su pene. Indoloro, fácil de aplicar. Testado en laboratorio. Bla,bla,bla…”
El precio era un poco caro pero pensó, como otros tantos varones, que no lo suficiente como para no entregarse
a su valiosa efectividad.
El paquete llegó por correo a las dos semanas.
Estaba su mujer en casa y fue la que pagó a contrareembolso sin dudar, pues su
marido utilizaba este conducto para hacer compras. Al rato, entraba él por la puerta.
—Ha llegado esto por correo, Antonio —le
dijo mostrándole una lupa de tamaño considerable—. Ya me dirás qué tiene para
ser tan cara.
—Ah, la lupa —contestó sonrojado y
sorprendido—. Es de un material especial, muy precisa para ver con claridad. No
te lo dije pero creo que me voy a aficionar a la filatelia justo ahora que me
he de jubilar.
Antonio solo compró un par de colecciones
de sellos y la lupa le sirvió al menos para leer la letra pequeña de los
contratos y anuncios por correo como el suyo, en el que al final indicaba “Por
razones de higiene, no se aceptan devoluciones”. Y por las noches,
su mujer la deja encima de la mesilla de noche.
Muy irónico, mordaz diría yo. Bien Josep.
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