Para los que nos gusta escribir, un libro imprescindible. (Josep Sebastián)
Stephen King: Mientras escribo
Idioma original: inglés
Año de publicación: 2001
Título original: On writing
Traducción: Jofre Homedes
Valoración: muy recomendable
Pues vaya gran conocedor de la obra de Stephen King soy yo, para encontrarme con Mientras escribo. Con lo poco motivador que me resulta el género de terror y con lo aún menos motivador que me resultan los best-sellers.
Menudo papelón.
Pues resulta que, apenas tres párrafos dentro de la reseña que escribo,
la influencia de su lectura ya cala en mí. Ya me hallo reflexionando si
es correcto cómo divido los párrafos y si los adverbios no son
demasiados ya aquí. Sin hablar de la voz pasiva. Resulta, entonces, que
este libro, que se abre en un tono autobiográfico (incluyendo
referencias a orígenes familiares y a adicciones diversas bajo el
influjo de las cuales confiesa haber escrito algunas de sus obras más
célebres) y se cierra como un valioso manual práctico destinado a los
que pretendemos escribir de vez en cuando (y que nos lean de vez en
cuando), resulta que es una experiencia interesante, enriquecedora y
demoledora. Demoledora de mis dos prejuicios expuestos, aclaro. Porque
mi sensación final es que si Stephen King es uno de los autores más
vendidos, aparte de ser prolífico y contar con un ejército de fans
irredentos, lo es con cierto merecimiento. Por aquello de que la vida le
ha dado limones.
Por proseguir con algo que podría ser interpretado como un tabú (ceder
en exceso ante las grandes figuras encaramadas en las listas de ventas),
diría que, al igual que De qué hablo cuando hablo de correr del
polémico (tomen eufemismo, señores) Murakami, este ensayo me seduce por
la manera en que su autor revela su pasión por su oficio. La manera en
que pone su oficio al servicio de expresar ese amor. Sí, es cursi
llamarle amor, pero ríanse de la vida que a King le ha procurado su
talento muchas veces vilipendiado. Da envidia leer la seguridad que
desprende hasta cuando reconoce errores, adicciones, debilidades. Si
este hombre se decide a aconsejar es por algo. Nadie le mandaba
decidirse por esto en vez de tramar otra de sus novelas de terror. Hasta
hubiera vendido algunos millones más de los que seguramente vendiera Mientras escribo. Pero
prefirió darse este pequeño festín algo auto-celebratorio, sí, pero
con un cierto sentido de la justicia, tuteando al lector, mostrando
cariño y convicción, modestia en lo artístico pero orgullo en lo
estilístico, en resumidas cuentas, dejando fluir su escritura con tanta
espontaneidad que cualquier prejuicio se desmorona. Y con una idea
central que no abandona mi cabeza, ya que estamos en un blog de libros.
Su contundente afirmación de que un buen escritor sólo puede surgir de
ser un buen lector. Touché.Una auténtica sorpresa (a pesar de que ya había sido advertido).
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