domingo, 23 de agosto de 2015

No estaba muerto



NO ESTABA MUERTO

(Josep Sebastián)


Barrachina pereció  sepultado  bajo un enorme alud a la altura de seis mil metros camino del Everest. O al menos eso es lo que se supuso. Era un alpinista solitario y experimentado que se había unido en Katmandú a una cordada de japoneses  para acceder a la cumbre más alta del planeta.
Las últimas noticias de él fueron que estaba en el campo base. Justo ahí se sintió indispuesto y abandonó la aventura, refugiándose en un aislado monasterio de monjes tibetanos. En el momento del accidente en que murieron todos los expedicionarios bajo la blanca pureza del Himalaya, tuvo una extraña sensación que derivó en una idea macabra.
Sabiendo que era prácticamente imposible el rescate de los cadáveres, se haría pasar por muerto.
Y no porque su familia cobrase  el sustancioso seguro de vida que iba pagando desde que se jugaba los huesos por las montañas, ni por tener una buena excusa para romper de manera tan elegante como falsa la relación en bancarrota con su novia.  Quería contemplar el rostro de la felicidad suprema en los bancos de la catedral al verlo descender en rappel desde lo alto del altar el día del funeral de “cuerpo ausente”.
Nunca pensó en las posibles consecuencias de su acción.
Regresó con pasaporte falso desde Katmandú y la noche anterior al responso escaló sin ser visto  el exterior de la gran iglesia y durmió entre dos santos que le permitían su invisibilidad.
Cuando el párroco dictaba el “ego te absolvo pecatis tuus…” Barrachina inició su descenso hacia el altar, con tanto despropósito a pesar de sus cualidades, que al olvidar anclar el mosquetón la cuerda se desprendió del brazo de San Mateo. La caída fue fulminante hasta dar con el cuerpo en la mesa del altar.
Por mensajería urgente llegó un ataúd en veinte minutos, y la ceremonia pudo acabarse de la manera más digna posible. Y además con la satisfacción de tenerlo siempre cerca para llevarle flores.
Al rato, su novia y amigos tomaban cañas a su memoria en un bar cercano.

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