miércoles, 26 de agosto de 2015

Cantos de sirena




CANTOS DE SIRENA

(Josep Sebastián)

Recuerdo que, siendo niño, si oía una sirena mientras iba hacia mi casa, siempre creía que era un coche de bomberos dirigiéndose a nuestro edificio en llamas.
Con egoísta satisfacción comprobaba al girar la esquina que no era cierto, más aun, dirigía una mirada a la casa de enfrente dónde vivía un compañero de escuela al que todos teníamos manía, Paquito Barrachina.
Paquito tenía un juego de química con nombre de astronauta soviética, Quiminova creo se llamaba. Era la envidia de la clase, siempre andaba haciendo experimentos que ostentaba con orgullo. Un año los reyes me trajeron uno parecido, pero con fórmulas más  complejas y con más productos y utensilios. Se llamaba Atom y en la caja ponía made in Germany.
Un día, volviendo de la escuela, y absorto en mis pensamientos de haber conseguido la fórmula y fabricación de un producto químico con un nombre de lo más sofisticado, Nitroglicerina, no oí la sirena antes de doblar la esquina y contemplar mi edificio derrumbado y en llamas. Paquito, en el balcón de enfrente, jugaba sin inmutarse una partida de “Hundir la flota” con su hermano gemelo.
Me pregunto por qué les escribo todo esto desde el camarote de una fragata de la marina de mi país, en una guerra que no es la mía y a tantos kilómetros de casa. Quizás porque espero el momento en que nos den el “tocado y hundido” y un grupo de sirenas me seduzca con aquellos cantos que yo escuchaba por las calles de mi barrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario