lunes, 20 de julio de 2015

Disco de la semana (30) : The dark side of the moon. Pink Floyd

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«The Dark Side of the Moon»: calidad artística

Este extraordinario disco de Pink Floyd, el octavo álbum de estudio de su carrera musical, está considerado uno de los más creativos e innovadores de la historia de la música. En el momento en que lo concibió, la banda, comandada por el bajista Roger Waters, estaba en «estado de gracia». The Dark Side of the Moon es un canto a la locura magnificado no solo por la inspiración del grupo, sino también por el impecable trabajo en la producción de Alan Parsons, que consiguió afinar el de por sí magnífico sonido de Pink Floyd hasta conseguir situar este álbum en la estratosfera musical, donde continúa más de cuarenta años después de haber llegado a las tiendas de discos.
Durante la creación de este álbum Pink Floyd se encontraba en «estado de gracia», lo que les permitió redefinir el rock progresivo
Los temas del disco reflejan de forma conceptual la vida, la muerte y los sentimientos que inevitablemente dominan nuestra existencia, como la codicia (Money), la locura (Brain Damage), el miedo (On the Run) o la ansiedad (Time). El equilibrio de todos los cortes de este disco es perfecto. Cada tema tiene personalidad propia, pero enriquece el conjunto de tal forma que cualquiera de ellos perdería una parte de su identidad sin los demás. Sin lugar a dudas, desde un punto de vista estrictamente artístico, The Dark Side of the Moon es uno de los álbumes más «redondos» de la historia de la música. Si os apetece descubrir muchos más datos acerca de este disco no os perdáis la estupenda crítica que en su momento publicaron nuestros compañeros de Hipersónica.

Calidad técnica

No se me ocurre una forma más apropiada de empezar la valoración técnica de este disco que asegurándoos que está a la altura de su calidad artística, lo que deja bien claro de qué estamos hablando. La toma de sonido es extraordinaria, y la producción de Alan Parsons remata la faena de una forma sobresaliente, lo que permite utilizar este álbum para poner sobre la mesa las cualidades y las deficiencias de cualquier equipo de música.
Si tuviese que destacar una característica de The Dark Side of the Moon desde un punto de vista estrictamente técnico sería su dinámica. En prácticamente todos los temas del álbum es sobrecogedora, lo que exige un esfuerzo muy notable a la sección de amplificación para respetar íntegramente los cambios de intensidad que se suceden de forma casi constante. Además, los graves en muchos de los temas, como en Time, tienen un impacto descomunal, lo que nos permite comprobar si el amplificador es capaz de controlar con precisión el desplazamiento del diafragma de los altavoces de graves.
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Por otra parte, la resolución de cada instrumento y cada efecto es muy elevada, por lo que si tenemos unas cajas acústicas resolutivas seremos capaces de apreciar nuevos matices cada vez que escuchemos el álbum. Y la guinda la pone una escena sonora de una amplitud pasmosa, sobre todo en horizontal, en la que es posible distinguir nítidamente cada instrumento y cada efecto de todos los demás.
La calidad técnica de este disco es monumental, lo que nos permite utilizarlo para poner a prueba cualquier equipo de música
The Dark Side of the Moon está disponible actualmente en muchos formatos: CD, SACD, descarga digital, DVD, disco de vinilo… Si tuviese que elegir uno de ellos, habiéndolos escuchado todos, me quedaría sin dudarlo con el vinilo de 180 gramos, y, si no tuviese un giradiscos, con el SACD/CD. En cualquier caso, la toma de sonido es tan buena que todos ellos suenan de maravilla. Por su calidad artística este disco es un auténtico imprescindible, pero si además tenemos en cuenta que es uno de los álbumes mejor grabados y producidos que podemos encontrar, la única conclusión a la que podemos llegar es que tiene que formar parte sí o sí de cualquier colección musical que se precie de serlo. Si aún no lo tienes, regálatelo. No te arrepentirás.

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