SEGUNDOS
FUERA
(Josep Sebastián)
Le aconsejaron unas horas de gimnasio a la
semana para compensar el estrés que suponía su dedicación plena a la política.
Congresos, mítines, reuniones, ponencias, relaciones, viajes por todo el
estado, inauguraciones…, necesitaban esa descarga de adrenalina que se supone coloca al individuo en una situación de tranquilidad que le era robada en su
frenética actividad del día a día.
Empezó por lo que se le conoce como
máquinas, pero a lo que realmente le cogió el gusto fue al saco de entrenamiento de boxeo. Se
compró unos guantes y allí, directos, jabs, uppercuts y crochets golpeaban con
fuerza tarde tras tarde, porque ya era diario el paso por la zona de artes
marciales. No contento con el uso de los puños, un par de días a la semana
practicaba kickboxing para descargar también la rabia con sus pies.
Cuando, ya casi de noche, salía para
dirigirse a su casa, le gustaba que los compañeros le dijeran cosas como
“adiós, machote”, “vamos, campeón” o “eres el mejor, monstruo”, sobre todo los
días en que las cosas no le habían ido bien en el empeño de su honrosa
profesión.
Entonces, llegaba a casa y seguía dándole
al saco. Su esposa, agazapada en el rincón de la habitación, esperaba con
angustia el grito de “segundos fuera”. Y ahí empezaban los verdaderos asaltos
de aquel cruel combate.
Hoy, Kid Bárcenas, como le llaman en
prisión, sigue su rutina de entrenamientos. Llegó a su nueva residencia por
asuntos de corrupción al contrario de lo que se pudiera suponer. Su esposa le
trae un par de veces por semana un tupper con comida casera y espera con ansias
que le concedan el bis a bis. Por eso, su marido reserva un par de horas para
entrenar con algún sparring drogadicto e indefenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario