PLATO
ÚNICO
(Josep Sebastián)
No podía creer que aquellos garbanzos
dispersos por la acera conducían a nuestra humilde casa y no a la de
Pulgarcito.
Allí, mientras mi esposa reñía al quinto
de nuestros hijos por haber perdido el encargo de la tienda de legumbres
cocidas, comprendí que ese día no habría primer plato.
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