VALIO
LA PENA
(Josep Sebastián)
Todo
lo tenía estudiado.
Los horarios, la curva corta y cerrada y
la larga recta, la velocidad acostumbrada, la cantidad de pasajeros, y sobre
todo, la pericia y experiencia del veterano conductor.
Segundos antes de que la locomotora tomara
la curva, se estiró sobre las traviesas de la vía. Los reflejos del ferroviario
hicieron que frenara a tiempo, pero con la velocidad el tren irremediablemente
descarriló.
Barrachina se levantó, contempló la
dantesca imagen de cuerpos destrozados e inertes, y pensó
que por aquella atrocidad que había provocado sí que valía la pena quitarse la vida.
Agarró la pistola y se voló los sesos.
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