ELLA
Y YO
(Josep Sebastián)
Noté que por las mañanas soleadas me seguía y decidí hacer lo mismo con ella
por las tardes. No entendía cuáles eran sus motivos ni supongo que tampoco ella los míos.
A pesar de todo yo estaba tranquilo, pero
por las noches, en mi duermevela, pensaba dónde dormiría mi sombra.
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