Golpe de Estado en Chile 11 de septiembre de 1973
El golpe de Estado acaecido en Chile el 11 de septiembre de 1973 fue un hecho de armas que derrocó al gobierno de Salvador Allende Gossens tras un período de alta polarización política y convulsión social. Fue planeado por generales de los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros (policía uniformada), y dirigido por el General de Ejército Augusto Pinochet Ugarte,
además de ser influido por varios grupos de poder nacionales e
internacionales, en los que destaca el ex presidente Nixon y la CIA,
además de un apoyo financiero privado.
Quienes
interpretan positivamente los hechos narrados en el presente artículo
lo denominan pronunciamiento militar, entendiéndolo como un
pronunciamiento o deliberación natural de las fuerzas armadas respecto
de situaciones históricas nacionales. Los detractores de los
acontecimientos lo califican de golpe militar. Ambos conceptos se
corresponden con lo que la teoría política se denomina golpe de Estado.
La “ Cofradía” fue un núcleo importante en la conspiración para preparar el golpe de Estado contra Salvador Allende.[1] Todos sus miembros ocuparán cargos relevantes en el Régimen Militar.
Tanto dentro de él o desde fuera. Las reuniones se efectúan a manera de
comidas rotativas en casa de cada uno de los miembros. Todos, civiles
como militares tendrán activa participación en la sedición contra el
gobierno de Salvador Allende, en desatar el golpe y durante la
dictadura. La coordinación de la intervención se centró en Viña, como lo
afirmaría después el general Carlos Prats en The Times de Londres:[2]
"Fue
allí en Valparaíso donde los oficiales comprometidos en la conspiración
se reunieron en secreto con un oficial de marines estadounidense, el
mismo que después mantendría contactos con el almirante José Toribio Merino, Jefe de la Armada en Valparaíso e integrante de la Cofradía Náutica del Pacífico Austral, ente primigenio del golpe. Ese hombre era el teniente coronel Patrick Ryan"
General Carlos Prats en The Times de Londres.
La misma
Agencia de Horman citaría dos años más tarde estas reuniones entre
personal diplomático y naval norteamericano con los sediciosos chilenos.
"Varios agentes de la CIA
que operan en Chile están implicados en las actividades de grupos
abiertamente sediciosos, sin que esté libre de sospecha el embajador Nathaniel Davis, quien estuvo en Guatemala en el período en que asesores diplomáticos y militares ayudaron a organizar grupos terroristas fascistas como La Mano Blanca, Nueva Organización Anticomunista y el Consejo Anticomunista de Guatemala, que asesinaron a miles de estudiantes, trabajadores y campesinos"
Agencia FIN[3]
Chile antes del golpe
La victoria de Salvador Allende, obtenida el 4 de septiembre de 1970
con el 36,3% de los votos, se alcanzó proponiendo transformar a Chile
en un régimen socialista, siguiendo un curso distinto al común de los
otros regímenes que alcanzaron el socialismo, y al cual se ha dado a
llamar «vía chilena al socialismo, con sabor a empanadas y vino tinto». Esta nueva vía al socialismo, por medios pacíficos y democráticos, tuvo inicialmente el visto bueno de gran parte de la Democracia Cristiana, que también tuvo parte en procesos de cambio históricos como la reforma agraria. El apoyo inicial que se reflejó en un 49% de los votos en la elección municipal de 1971,
se fue perdiendo por el deterioro de la situación económica, debido a
la inflación desatada por la desacertada medida de imprimir más dinero
sin respaldo, produciendo un exceso del circulante y un alza en el
mercado negro de los productos de hasta necesidades básicas.
La violencia, desatada primeramente por grupos extremistas de ambos lados del espectro político, como el MIR de izquierda o Patria y Libertad de derecha,
provocó un clima de confrontación, que se fue expandiendo a todos los
ámbitos de la sociedad, llegando incluso a los sectores de élite de la
sociedad, que siempre se habían encontrado al margen de las convulsiones
sociales, económicas y políticas del país. Sin embargo, esta cuestión
terminó afectando principalmente (producto del desabastecimiento), a los
sectores medios y modestos. A raíz de esto, dos grandes bloques se
forman, la Unidad Popular (UP), y la Confederación de la Democracia (CODE), que obtuvieron respectivamente el 43.3% y 55% de los votos.
Los grupos de derecha estructurados en el Partido Nacional, o en los movimientos Patria y Libertad y Poder Femenino, intentaron por diferentes medios terminar con el gobierno, algunos de ellos apoyados o financiados por la CIA, que también conspiraba para terminar con el gobierno de la UP, debido a que lo consideraban una amenaza para los intereses estadunidenses
en la región. Los métodos democráticos para sacar a Allende fracasaron.
Una posible salida plebiscitaria no llegó a tiempo, y aún con ella
tampoco se puede decir que hubiese resuelto el conflicto de manera
tajante, pues la violencia social, política y hasta económica llegaba a
tales extremos que auguraba necesariamente una guerra civil abierta.
Este estado de confrontación precipitó los acontecimientos que culminarían con el quiebre de la democracia y el golpe de estado.
De
igual forma son favorables de un golpe en forma mayoritaria los civiles
que cuentan con algún grado de influencia política, o bien, que poseen
recursos económicos estimables, y que desean una solución rápida y de
fuerza, manifestándose ya desde 1971 con los cacerolazos, que incitan a los militares a la acción, arrojándoles maíz y plumas de gallina frente a sus puertas, en alusión a la supuesta condición de «gallinas» que mostraban.
El golpe, en agosto, era planeado prácticamente por la totalidad de la plana superior de la Armada de Chile, salvo por el almirante Raúl Montero
y alguno que otro oficial constitucionalista, que no representaba peso
alguno dentro del estamento castrense, o bien, se encontraba aislado de
las bases. La cuestión es que la Armada obedecía de facto al
Vicealmirante José Toribio Merino. Algo similar sucedía en la Aviación, donde la excepción la marcaba el General César Ruiz, cabeza de la entidad. Mas, al retirarse este último del Ministerio de Obras Públicas y Transporte
(que había asumido como consecuencia del «tanquetazo»), Allende lo
obliga a renunciar a ambos cargos, el de Ministro y Comandante,
asumiendo en su lugar ese cargo militar, el General Gustavo Leigh,
opositor al gobierno. El Ejército estaba dividido, pero la balanza
tendía cada vez más a favor de aquellos que propugnaban la opción del
golpe, siendo la posición contraria la llevada por su comandante en
jefe, Carlos Prats. En Carabineros, por último, no estaban a favor del golpe más que dos o tres generales de baja antigüedad, entre ellos el general César Mendoza, quien al 11 de septiembre ocupaba el cargo de Director de Bienestar en la institución.
Finalmente cae el General Carlos Prats.
El día 21 de agosto, una manifestación de esposas de generales se
produce frente a su casa, a la que llegan a protestar también varios
oficiales de civil contra él. Es insultado y agredido. Al ser deshecha
la manifestación por Carabineros, ésta se vuelve a organizar con más
fuerza. Llegan al lugar Augusto Pinochet
(considerado el segundo de Prats), Allende y sus ministros. Todos son
abucheados. Deprimido y desilusionado, pide a los generales que
reafirmen su lealtad para con él; como sólo unos pocos lo hicieran,
resuelve renunciar a la comandancia en jefe. Recomienda pues a Allende
que el cargo sea ocupado por Augusto Pinochet Ugarte, quien tenía una
hoja de vida estimada como limpia, siendo caracterizado como un soldado
profesional y apolítico.
El 22 de agosto es aprobado en el Congreso chileno el Acuerdo de la Cámara de Diputados sobre el grave quebrantamiento del Orden Constitucional y legal de la República;
causada por la negativa del ejecutivo a promulgar la reforma
constitucional de las tres áreas de la economía, a pesar de haber sido
aprobadas por el Congreso, y actuando en contra de la constitución,
según el contralor.
“Primero -
Representar a S.E., el Presidente de la República y a los señores
Ministros del Estado miembros de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de
Carabineros, el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal
de la República;
Segundo-
Representarles, asimismo, que les corresponde poner inmediato término a
todas las situaciones de hecho referidas, que infringen la Constitución
y las leyes, con el fin de encauzar la acción gubernativa por las vías
del Derecho y asegurar el orden constitucional de nuestra patria y las
bases esenciales de convivencia democrática entre los chilenos;
Tercero-
Declarar que, si así se hiciere, la presencia de dichos señores
Ministros en el Gobierno importaría un valioso servicio a la República.
En caso contrario, comprometerían gravemente el carácter nacional y
profesional de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros, con
abierta infracción a lo dispuesto en el artículo 22 de la Constitución
Política y con grave deterioro de su prestigio, yCuarto - Trasmitir este
acuerdo a S.E., el Presidente de la República y a los señores Ministros
de Hacienda, Defensa Nacional, Obras Públicas y Transportes y Tierras y
Colonización”.
Algunos marinos se juntan con Carlos Altamirano Orrego,secretario
general del Partido Socialista, para advertirle de los intentos
golpistas, siendo estos marinos los primeros procesados por la Armada.
Altamirano lanza el discurso que le ha hecho fama, catalogado de
incendiario por los sectores favorables al golpe. En este discurso
reivindica su derecho a recibir informes de cualquiera que denuncie
conspiraciones, "Si pudiera hablaría de nuevo con ello". Si se intenta
un golpe, Chile será un segundo “Vietnam heroico”, dice.
Por su parte, la Corte Suprema resuelve responder a la petición de desafuero de Altamirano (pedida por la Armada), el día 11 de septiembre.
Prensa chilena en 1973
Durante el gobierno del presidente Salvador Allende,
los medios de comunicación masivos desempeñaron un papel fundamental en
cuanto a la formación de criterio de la población. Prensa, radio y
televisión apoyaron abierta y directamente a la derecha e izquierda
chilenas polarizando las diferencias entre ambos sectores.
Además,
manipularon la información con tal de cumplir cualquiera de sus dos
fines: desacreditar las acciones y la figura del mandatario chileno o
bien, reconocer sus méritos y engrandecer sus esfuerzos por establecer
el socialismo como forma de gobierno.
Durante las campañas presidenciales de 1970, la prensa de derecha, por ejemplo, comenzó una campaña publicitaria contra la coalición de la Unidad Popular que tenía como objetivo desacreditar al socialismo y despertar el miedo entre la población chilena.
Una vez que Salvador Allende
asumió la presidencia, la noticia sirvió como pretexto para defender
los intereses de la burguesía, que se encargó de decidir cuáles noticias
debían tener una circulación preferencial y manejaron constamente la
ironía, el ridículo, el apodo ofensivo y el insulto.[4] Incluso, documentos desclasificados de la CIA de Estados Unidos revelan que el gobierno estadounidense financió periódicos y revistas de derecha en perjuicio del gobierno de Allende.
Sin embargo, la llegada de Salvador Allende
a la presidencia, favoreció el surgimiento y crecimiento de diversas
publicaciones de izquierda cuyo objetivo principal fue apoyar la
propuesta socialista del nuevo mandatario. Entre estos se encuentran:
las revistas MIR y Punto Final.
Preparativos del golpe
Las
Fuerzas Armadas estaban preparadas para dar un golpe militar mucho antes
de pensar en él. El ejército tenía «planes de contrainsurgencia», para
el caso de que una subversión sobrepasase a las Fuerzas de Orden
(Carabineros). Este plan consistía en dividir al país en diferentes
secciones, estableciendo para cada una un plan de acción, dirigido en
contra de la posible insurgencia. Este plan es la base prima de los
golpistas, quienes sólo tuvieron que adaptarlo a las nuevas
circunstancias.
El problema era el General Prats, que mantenía su lealtad al presidente y tenía a la guarnición de Santiago y al comando de institutos militares en manos de gente cercana (Generales Sepúlveda y Pickering).
Se tenía
que adelantar el golpe para antes de fiestas patrias, porque si se
retardaba mucho podía ocurrir otro tanquetazo, que permitiría limpiar de
oficiales golpistas la plana del ejército. Pero cayó Prats, y Sepúlveda
y Pickering renunciaron en un gesto de solidaridad. El nuevo comandante
en jefe es Pinochet, del cual no se sabe si es o no golpista.
El día viernes 7 de septiembre los generales fijan el día D, el 11 de septiembre, y la hora H (6:30 horas en Valparaíso y 8:30 horas el resto del país).
El sábado se envía al general Arellano a hablar con Augusto Pinochet, le explica la situación y le dice que va a haber golpe con o sin su apoyo, a lo que Pinochet responde: “¡Yo no soy marxista,
mierda!” y golpea el sillón en que estaba sentado. El general Arellano
interpreta su gesto como apoyo al golpe, y se lo comunica a Leigh y a Merino, mas todavía no hay nada claro con Pinochet.
Se
rumorea que el domingo en la mañana Allende se reúne con el comandante
en jefe y otros generales. Allí supuestamente les explica que pretende
anunciar un plebiscito. Sería la última vez
que se verían los dos protagonistas del golpe. Pasada la tarde, Leigh
visita a Pinochet, quien (según el testimonio de Leigh), todavía
vacilaba. Llegaron a la casa de Pinochet el contralmirante Sergio Huidobro y el capitán de navío Ariel González, venían para saber la posición del ejército.
Huidobro sacó un papel firmado por Merino que ratificaba el día D y la hora H, dirigiéndose a “Augusto” y “Gustavo”.
“Los saluda con esperanzas de comprensión. J.T. Merino.”
Y al reverso:
“Gustavo: es la última oportunidad. J.T.”
“Augusto: Si no pones toda la fuerza en Santiago desde el primer momento, no viviremos para ver el futuro. Pepe”
Leigh
y Pinochet firmaron el documento. El Comandante en Jefe del Ejército se
acababa de plegar al golpe, la suerte estaba echada.
El 11 de septiembre
El
10 de septiembre, a las 16:00 horas, zarpa la escuadra, tal y como
estaba previsto, ya que debe participar en las maniobras navales
internacionales UNITAS. Mientras el Ejército
se acuartela. La razón dada: el probable desafuero de Altamirano y
Garretón el día 11. Este desafuero, según explicó Pinochet al Ministro
de Defensa Orlando Letelier, podía causar disturbios, por lo que se
hacía necesario el acuartelamiento.
En la madrugada del 11 de septiembre, la escuadra reaparece en Valparaíso y las fuerzas armadas toman la ciudad. El prefecto de Valparaíso, Luis Gutiérrez,
realiza una llamada por el único teléfono que funciona en el puerto, el
suyo (línea dejada libre a propósito por los golpistas), para avisar al
subdirector de Carabineros, General Jorge Urrutia,
que la infantería de marina está en las calles y ha empezado a tomar
posiciones de combate. Urrutia telefonea al presidente, que se encuentra
en su residencia de Tomás Moro. Allende, calmado, pide ubicar a
Pinochet y a Leigh, pero son inubicables.
A las 7.15, Allende, en su automóvil Fiat 125, y el GAP se enfilan hacia la Moneda, llegan veinte minutos después.
Viste Allende una chaqueta de tweed y un pantalón marengo. Carga con un fusil AK-47 Kalashnikov, regalo de Fidel Castro, y el GAP ingresa al palacio de gobierno dos ametralladoras y tres RPG-7, además de sus armas personales.
Paralelamente
llega a esas horas Pinochet al comando de telecomunicaciones, en
Peñalolén, con capacidad de anular las comunicaciones de algunas
emisoras de radio, un poco retrasado en la hora. Se organizan las redes
de comunicaciones con las demás ramas de las Fuerzas Armadas,
especialmente con Leigh, que se encuentra en la Academia de Guerra
Aérea, y con Patricio Carvajal, que será el coordinador de todo el golpe.
Allende
trata de obtener información sobre el movimiento, al no poder contactar a
Pinochet exclama, "Pobre Pinochet, debe estar preso" . Sepúlveda,
director general de Carabineros llega a la Moneda, y le asegura que
Carabineros le seguirá fiel al gobierno. Lo ignora, pero Carabineros ya
estaba controlado por los generales Mendoza y Yovane.
Allende
emitirá a continuación su primer mensaje del día a la nación, en el que
advierte la sublevación de un sector de la marinería. No llama al pueblo
a las armas ni a la violencia, sino que a la prudencia.
A las 8.42, la “Cadena Democrática”, formadas por las radios Minería y Agricultura, emite la primera proclama militar. Allende debe hacer entrega inmediata de su cargo a la junta de gobierno,
integrada por los jefes supremos de las fuerzas Armadas: Pinochet,
Leigh, Merino y Mendoza (los dos últimos recién acaban de tomar las
jefaturas supremas de sus ramas, Armada y Carabineros respectivamente).
Aún
a esa hora las cadenas de reacción de la UP en la periferia de la
ciudad no se habían agrupado, cosa que les pareció sorprendedente a los
oficiales de las FF.AA. que tenían conocimiento de ellas a través de los
informes de inteligencia, de la prensa y de los mismos sectores de
izquierda que aseguraban tener estos grupos de reacción provistos de
armamento liviano. a las 11.00 horas la mayoría de estas cadenas habían
sido anuladas por personal de Carabineros o de las FF.AA., siendo la
única sin desarticular la unidad perteneciente a la legua, que sorpendió
y repelió a las fuerzas de carabineros encargadas de anularlas.
La proclama leída por el teniente coronel Roberto Guillard decía:
"A
partir de este momento damos paso a una red provincial y nacional de
radiodifusión de las fuerzas armadas. Se invita a todas las
radioemisoras libres a conectarse a esta cadena.:"
Santiago, 11 de Septiembre de 1973. Teniendo presente:
1°.- La gravísima crisis económica, social y moral que está destruyendo el país;
2°.- La incapacidad del Gobierno para adoptar las medidas que permitan detener el proceso y desarrollo del caso;
3°.-
El constante incremento de los grupos armados paramilitares,
organizados y entrenados por los partidos políticos de la Unidad Popular
que llevarán al pueblo de Chile a una inevitable guerra civil, las
Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile declaran:
1°.-
Que el señor Presidente de la República debe proceder a la inmediata
entrega de su alto cargo a las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile.
2°.-
Que las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros de Chile están
unidos, para iniciar la histórica y responsable misión de luchar por la
liberación de la Patria del yugo marxista, y la restauración del orden y
de la institucionalidad.
3°-
Los trabajadores de Chile pueden tener la seguridad de que las
conquistas económicas y sociales que han alcanzado hasta la fecha no
sufrirán modificaciones en lo fundamental.
4°.-
La prensa, radiodifusoras y canales de televisión adictos a la Unidad
Popular deben suspender sus actividades informativas a partir de este
instante. De lo contrario recibirán castigo aéreo y terrestre.
5.- El pueblo de Santiago debe permanecer en sus casas a fin de evitar víctimas inocentes.
Firmado:
Augusto Pinochet Ugarte, General de ejército, Comandante en jefe del
Ejército; Toribio Merino Castro, Almirante, Comandante en jefe de la
Armada; Gustavo Leigh Gúzman, General del Aire, Comandante en jefe de la
Fuerza Aérea de Chile; y César Mendoza Durán, General, Director General
de Carabineros de Chile
Se le da también al presidente un ultimátum: si La Moneda no es desalojada antes de las 11, será atacada “por tierra y aire”.
El ambiente en la Moneda es de tristeza, lo peor que podía ocurrirles
estaba pasando. Carabineros retira las tanquetas apostadas frente a La Moneda y el personal se retira.
Muchos reaccionan de forma violenta la proclama, la CUT
llama los trabajadores a ocupar fábricas y fundos, organizar la
resistencia y esperar instrucciones, con la esperanza de poder detener
el “golpe fascista”,
por medio de los cordones industriales. Allende, que da otro discurso,
por el contrario no hace ninguna referencia a la lucha armada ni
instrucciones a los líderes de la UP. Mientras un séquito de ministros
aparecen y entran a conversar con el presidente para conocer su opinión.
A pesar de las ideas de sacarlo, él es tajante con su idea de defender
su puesto hasta el final.
Los
militares se contactan con La Moneda y le hacen la proposición de
sacarlo del país, pero reciben una respuesta clara, Allende no se va a
rendir. Pinochet se contacta con Carvajal, que le indica la negativa del
presidente a rendirse:
Carvajal:
yo hablé personalmente con él, le intimé rendición en nombre de los
comandantes en jefe. Eh... Contestó con una serie de garabatos, no más.
Pinochet:
O sea, quiere decir que a las 11, cuando lleguen los primeros
pericos... Vai a ver lo que va a pasar. ¡A las 11 en punto se bombardea!
Carvajal: Cuando se evacue la Moneda va a ser más fácil asaltarla.
Pinochet: Una vez bombardeada la asaltamos con el Buin y con la escuela de infantería. Hay que decirle a Brady.
Carvajal: Conforme. Vamos a esperar no más que evacúen los edecanes y los carabineros.
Pinochet: Conforme.
A
las 9.55 los tanques del general Palacio ingresan en el perímetro de La
Moneda, hacia poco que se desató el fuego. Francotiradores apostados en
los altos edificios aledaños los tratan de repeler, y se inicia la
balacera, pero La Moneda aún no era atacada.
A las 10.15, a través de Radio Magallanes (la única pro-gubernamental aún no silenciada),
Allende emite su último mensaje a la Nación:
Quizás
sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La
Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio
Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán
ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que
hicieron: Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares… …el
almirante Merino… más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer
manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha
denominado director general de Carabineros.
“Ante estos hechos sólo
me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en
un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les
digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la
conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada
definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se
detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
¡Trabajadores
de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la
confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de
grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la
Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el
último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la
lección.
El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción,
crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición:
la que les señaló Schneider y que reafirmara el Comandante Araya,
víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando,
con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus
granjerías y sus privilegios...
...Seguramente Radio Magallanes será
acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No
importa, la seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo
menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
¡Trabajadores
de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros
hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse.
Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de
nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para
construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! , ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan
los trabajadores!
Éstas son mis últimas
palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano.
Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que
castigará la felonía, la cobardía y la traición.”
A
las 10.30 los tanques abren fuego contra la Moneda, les siguen las
tanquetas y los soldados, fuego que es respondido por los miembros del
GAP y francotiradores apostados en los edificios aledaños.
Carvajal se comunica nuevamente con Pinochet, informándole de la intención de parlamentar:
Carvajal: me acaban de informar que habría intención de parlamentar.
Pinochet: no, se tiene que ir a la Moneda él con una pequeña cantidad de gente.
Carvajal: ...se retiraron, pero ahí...
Pinochet: ...al ministerio, al ministerio...
Carvajal: que se está ofreciendo parlamentar.
Pinochet: Rendición incondicional, ¡nada de parlamentar!, ¡Rendición incondicional!
Carvajal: Bien, conforme, rendición incondicional, y se le toma preso, ofreciéndole nada más que respetarle la vida, digamos.
Pinochet: La vida y la integridad física, y en seguida se le va a despachar a otra parte.
Carvajal: Conforme. Ya... O sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país.
Pinochet: Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país. Pero el avión se cae, viejo, cuando vaya volando.
Carvajal: Conforme... conforme. Vamos a proponer que prospere el parlamento.
Palacio de la Moneda en llamas.
A las 11.52 los aviones Hawker Hunter británicos inician su ataque a La Moneda, disparando en cuatro oportunidades sus cohetes Sura 3 sobre la casa de gobierno, el daño causado es devastador. Tal como lo demuestran los videos hechos por los canales de televisión, desde la azotea del Hotel Carrera frente al costado oeste de la Plaza de La Constitución,
en el primer ataque los cohetes destruyeron el portón norte y los
techos del primer piso; en el segundo ataque los cohetes cayeron en el
pabellón que separa los patios de Los Cañones y Los Naranjos. En el
tercero un rocket rebotó en una de las gárgolas de la fachada y estalló en el segundo piso del lado sur; en el cuarto los cohetes cayeron de lleno sobre la fachada y una bola de fuego saltó a la calle y al quinto los aviones dispararon sus ametralladoras
calibre 30 mm. Otros dos aviones bombardean la residencia presidencial
de Tomás Moro, a la sazón defendida por los miembros del GAP que no
alcanzaron a llegar con Allende.
El
ataque prosigue al palacio de gobierno con el uso de gases
lacrimógenos, pero al ver que La Moneda todavía se negaba a rendirse, el
general Javier Palacios decide tomarla y envía a un grupo de soldados a derribar la puerta del palacio, son las dos y media de la tarde. Dentro le gritan a Allende: ¡Presidente!, ¡el primer piso está tomado por los militares! ¡dicen que deben bajar y rendirse!.
El presidente dispone rendirse: ¡Bajen todos! ¡dejen las armas y bajen! Yo lo haré al último.
Entonces, según el testimonio de uno de sus doctores, Patricio Guijón,
que regresó para llevarse su mascarilla antigas ("de recuerdo", dice),
Allende grita ¡Allende no se rinde, milicos de mierda! y con el fusil
AK-47 que le había regalado Fidel Castro se dispara en la barbilla, ("Más de un disparo, y menos de una ráfaga", según su testimonio), explotando la bóveda craneana y muriendo al instante.
Palacios
entra en el salón Independencia, y se encuentra con Allende y el doctor
Guijón. Reconoce al presidente por su macizo reloj Galga Coulde. Llama
al oficial de radio y entrega su escueto informe: “Misión cumplida. Moneda tomada, presidente muerto".
A
las 14.38, Carvajal le informa a Pinochet y a Leigh: "Hay una
comunicación, una información de personal de la Escuela de Infantería
que está ya dentro de La Moneda. Por la posibilidad de interferencia, la
voy a transmitir en inglés: They say that Allende commited suicide and
is dead now."
Los
bomberos apagaron el fuego de La Moneda entre las 14:30 y las 16 horas.
En el libro de incidentes del Cuerpo de Bomberos de Santiago, que apagó
el incendio la tarde de ese mismo día después que los militares
entraron al edificio, quedó el siguiente registro:
El
trabajo en el incendio del Palacio de La Moneda se organizó con el
material movilizado, en forma de evitar que el fuego se propagara más
allá de lo que tenía comprometido a la llegada del Cuerpo, y que era
todo el amplio sector comprendido por el frente de la calle Moneda
(excepto la primera oficina del lado oriente) y el de la calle Teatinos
hasta más o menos 25 metros de distancia de la esquina de la Plaza de la
Libertad, incluidas las edificaciones que existían dentro del Palacio
circundando el patio cercano a la entrada por calle Moneda y el bloque
que atravesaba de oriente a poniente, al ala norte del patio de Los
Naranjos, excepto el Gran Comedor, denominado también Salón Toesca. Se
logró detener el fuego. En consecuencia, no sufrió daño alguno la zona
del edificio comprendida desde Morandé 80
hacia el sur y la que tiene frente a la Plaza de la Libertad, desde
Morandé hasta Teatinos. La extinción total de los escombros sólo se
logró el viernes 14 de septiembre y explica que el miércoles 12 debieron
acudir 7 compañías en distintas horas, y 5 más el viernes 14.
A las 18 se reunieron y se abrazaron en la Escuela Militar los cuatro comandantes máximos de las Fuerzas Armadas, eran la nueva junta militar. A excepción de unas pequeñas escaramuzas en sitios aislados de Santiago, la junta toma el poder del país. La Unidad Popular y su presidente habían muerto, se iniciaban los 16 años y medio del régimen militar.
Consecuencias inmmediatas post-golpe
Quema de libros, revistas y periódicos políticos después del golpe militar.
Se declaró el toque de queda en todo el territorio nacional a partir de las 15 horas del 11 de septiembre de 1973,se
permitió a los civiles previo control abandonar el centro de la ciudad y
dirigirse a sus casas. Inmediatamente las instalaciones de Radio Agricultura,Magallanes y Radio Corporación fueron silenciadas y sus operadores,locutores y directores detenidos a las 13.30 horas y llevados al Banco del Estado de Chile. Los diarios El Clarín y otros fueron allanados y sus prensas destruidas.
En las zonas rurales se detuvieron a muchos dirigentes de la Reforma Agraria, muchos fueron ejecutados en el lugar de detención. La colonia alemana benefactora Villa Baviera, ubicada en la zona central, sirvió como centro de detención y lugar de desaparición de muchos activistas de la UP.
Cientos
de miles de pro-allendistas tomaron aquellas especies, registros, carné
de partidos, libros y propaganda comprometedora y se deshicieron de
ella enterrándolas, quemándolas o botándolas a los cauces de ríos. Se
declaró ilegal y proscrito al Partido Comunista y Socialista; los partidos Nacional, Democratacristiano y Radical fueron suspendidos cuando se disolvió el Senado. Se conminó a todos los ciudadanos a entregar sus armas de fuego en las comisarías de Carabineros.
Se
instó a denunciar a aquellos traidores a la Patria, como decía el
comunicado militar denunciándolos ante las comandancias y cantones. Se
publicaron bandos que instaban a la población a delatar a los líderes
más prominentes de la U.P . tales como Carlos Altamirano, Volodia Teitelboim, José Tohá, Luis Corvalán y otros.
Se
llamó a aquellos que tuvieran cargos y representatividades de grupos
sociales a entregarse a las comisarías para regularizar su situación. Se
detuvieron a miles de personas y fueron conducidas el Estadio Chile y luego al Nacional,
a aquellas personas que fueron llamadas a viva voz y respondieron de
entre la multitud fueron ejecutadas en el mismo lugar, como es el caso
de Víctor Jara.
En la Universidad Técnica del Estado,
militares hicieron allanamientos y ejecutaron a decenas de estudiantes
combatientes en las mismas aulas. Muchas ejecuciones fueron hechas a la
bala en fila. Fueron allanadas las fábricas, las reparticiones públicas y
las mineras forzando a los trabajadores a seguir laborando y
manteniendo la producción en marcha. En muchas fábricas se realizaron
detenciones de todos los sindicalistas y representantes de gremios de la
Unidad Popular.
Comerciantes y dueños de supermercados
pro-golpistas abrieron sus negocios y entregaron mucha mercadería
retenida y que había provocado el desabastecimiento en los últimos meses
de la UP. Las poblaciones populares tales como La Legua, La Victoria y San Ramón [la bandera] fueron allanadas y sus pobladores detenidos en masa. En la Villa La Reina
se produjeron ejecuciones sumarias a aquellos líderes que se
sorprendieron ocultos. Durante todo el día y la noche y toda la semana
se escucharon disparos de ametralladoras en distintos puntos de la
capital.
Miles de perseguidos políticos corrieron a asilarse a las embajadas de gobiernos amigos de la Unidad Popular, como es el caso de Suecia, Italia, Canadá, Australia, Dinamarca, México, URSS y Cuba.
Como un hecho curioso, Radomiro Tomić, tercer candidato con mayoría de votos en las elecciones de 1970,
se ofreció en repetidas oportunidades a Pinochet para que lo instalara
en el sillón presidencial vacante; fue discretamente rechazado. De este
modo empezaba un régimen militar que duraría por 17 años.
Gracias ... si es por mí, jajajaja. Lástima que en mi país aún sigue siendo una fecha de división. Seguro que aparecen mañana manifestaciones en pro y en contra.
ResponderEliminarCariños. Karyn
Para los asesinos solo habría de haber un contra.
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