EL
SOLDADO DESCONOCIDO
(Josep Sebastián)
En un viaje organizado visitamos la tumba
del soldado desconocido en una pequeña ciudad europea, pero la estatua de aquel
hombre uniformado no ofrecía duda. Yo sí que lo conocía.
En
Mayo de 1940, Antonio Cortijo, de la compañía 45 que luchaba en el frente de
Dunkerke, nos abandonó en aquella trinchera al ver aparecer la escuadra de
aviones alemanes. Huyó como un cobarde y murieron todos menos yo, que aún herido, simulé estar muerto.
Por lo poco que recordaba de mi paso por
artillería sesenta años atrás, esa misma noche fabriqué un artefacto que al
rato hizo saltar por los aires el monumento. Honraba de esa forma la memoria de
los desconocidos Miguel Ventisa, Enrique Miragriel, Adolfo Colada y Jorge Arpín.
A la mañana siguiente, el diario local
condenaba el atentado y se hacía eco del poco respeto hacia los héroes
militares.
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