SABOR
A TI
(Josep Sebastián)
Era de piel muy blanca y cabellera rubia.
Ya de jovencita los hombres se la comían
con los ojos cuando paseaba por la calle. A ella le encantaba.
El año que se licenció en Antropología se
regaló quince días en una conocida isla del Caribe, dónde se merendaba un
bombón distinto cada noche.
Este verano reservó una semana en Estambul,
en busca de la pasión turca que recordaba de una película. Diversos atentados
en el país la obligaron a cambiar de planes. La agencia le ofreció diez días en
Nueva Guinea.
El día que se acercó a una tribu y le dijo al
jefe “cómeme la boca, moreno” le cambió su vida. Aquel hombre bruno y pequeño empezó
por la boca y acabó con los dedos de sus pies. Se añadieron otros hombres y
alguna mujer en una orgía en blanco y negro. Al acabar, bailaron una danza invisible.
Lástima que al día siguiente tuviera que
regresar a Europa. Lástima que hubiera coincidido con una de las pocas tribus
caníbales del planeta.
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